Os vamos a explicar una experiencia que quizá a algunos os pueda sonar familiar y os podáis identificar con la protagonista o con su dificultad para decir que
NO.
Cuatro amigos quedan para estudiar a las 17h: Maria, Teresa, Juan y Vicente.
María ha quedado para ir a ver su madre que está enferma a las 20h y esto es muy importante para ella.
A las 19h ve que el ejercicio se está alargando y que les está costando avanzar.
A las 19:30h efectivamente aun no han acabado y por lo menos necesitan 1h mas para poder finalizar los ejercicios. María ya ha avisado de que a esta hora se tendría que ir y se dispone a recoger sus cosas para irse cuando su equipo de estudio empieza con frases de este tipo:
Teresa: "Venga Maria quédate media hora más solo, así nos da tiempo de acabar"
Juan: "Si Maria, si te vas ahora no podemos acabarlo hoy y tendremos que volver a quedar otro día"
Vicente: "A mi personalmente me va fatal quedar otro día de esta semana, no podré"
Cuando Maria se encuentra con esto en su cabeza hay una conversación interna:
- Es cierto que no hemos podido acabar el ejercicio
- A mi me importa mucho esto y quiero acabarlo también
- Tener que quedar un día más me quitara tiempo de otras cosas
- Me sabe mal decir que NO, todos quieren media hora más para acabar
- Me sentiré mal si me voy ahora
- Seguro que me criticarán cuando me haya ido
- Para mi lo primero es mi madre y ahora necesito irme y estar a su lado.
Después de reflexionar, todo está claro en la cabeza de Maria. La idea de irse y cumplir con su madre es la que más pesa de todas y la que más fuerza tiene. Pero Maria de repente siente que aunque en su cabeza está diciendo
"lo siento chicos pero en este momento me voy, es lo que quiero y debo hacer, espero que lo entendáis", su cuerpo no responde a esto y en cambio lo que ocurre es que vuelve a sentarse en la mesa, deja el bolso en la silla y por su boca aparecen las palabras "bueno, vale, pero solo media hora más eh?" acompañado de una sonrisa.
La media hora se convierte en una hora.
Esos 60 minutos extras, el cuerpo de Maria está presente en el ejercicio pero su mente está en otra parte, está luchando.
No debería estar aquí
Mi madre hace una hora que me está esperando
¿Pero porque sigues aquí?
Levántate y vete
Di que te encuentras mal
Invéntate algo
Haz como que te llaman
¿Pero por qué tienes que mentir?
Imponte, di que te vas y punto!
Venga levántate primero y después ya articulas la frase
¿Nadie se da cuenta de que quiero irme?
¿No se dan cuenta de que la media hora ya ha pasado?
¿Nadie va a dar por finalizada esta reunión?
¡¡¡QUIERO IRME!!!
Toda esta discusión mental genera malestar físico en Maria. Siente el estomago en un puño, la boca seca y el cuerpo rígido y en tensión.
Además de una energía dando vueltas por su cuerpo que no es más que emociones contenidas:
- Rabia: consigo misma por no haberse ido y con los demás por no haberle facilitado la salida
- Tristeza: Por no respetarse a si misma
- Miedo: Por el que dirán, por el que pensarán, por quedar mal
- Decepción: Por estar fallándose a si misma y también a su madre
Y por supuesto, no hay respuesta a todo esto. No hay canalización de todas estas emociones, de esta energía que está sacudiendo su cuerpo internamente. Su cuerpo sigue sentado, haciendo el ejercicio y aun peor: sigue sonriendo.
Cuando Vicente da por finalizada de reunión y todos se van, de camino a casa de su madre María rompe a llorar en el coche. Llora durante 20 minutos que dura el trayecto hasta que consigue parar, serenarse y por fin, ver a su madre.
Pero esto no acaba aquí. Esa noche al acostarse vuelven las lagrimas, aun sigue dando vueltas a lo que ha ocurrido:
¿Como puede ser que no sea capaz de decir ME VOY y respetarme a mi misma?
¿Como me van a respetar los demás si yo soy la primera que no lo hace?
¿Como van a saber que era tan importante para mi irme hoy si lo he dicho con una sonrisa y un tono divertido?
Y ahora te invitamos a que reflexiones
¿Esto te ha pasado alguna vez?
¿Cuantas veces has querido decir NO y tu cuerpo ha acabado enviando una sonrisa a tus labios y aceptando la propuesta?
¿Cuantas veces no has abandonado una reunión por miedo, por inseguridad, por poner por encima los valores de los demás?
¿Cuantas veces pones por encima la vida de los demás a la tuya?
Tengo una buena y una mala noticia.
La mala noticia es que no está disponible para ti el decir NO
El ponerte serio y decir ME VOY
El interrumpir a alguien que te está hablando y tu tienes que irte
El cortar a una teleoperadora que te llama y te tiene 20 minutos al tlf vendiéndote cualquier cosa.
El no aceptar ese ultimo trabajo que te encarga tu jefe justo a la hora en que te toca irte a casa
En definitiva:
No sabes transmitir tus reglas, no sabes dejarlas claras, no sabes respetarlas. No te respetas a ti mismo y por consecuencia los demás tampoco te respetan.
La buena noticia es que se puede aprender, se puede modificar y con muy pequeños pasitos puedes llegar a notar grandes cambios dentro de tu cuerpo, dentro de tu coherencia lenguaje-corporalidad-emoción.
Nosotros podemos ayudarte con un proceso de Coaching. Este aprendizaje lo estamos viviendo nosotros mismos y sabemos de lo que hablamos.
Espero que te haya gustado nuestro post! No olvides dejar algún comentario :)
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